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Medio partido, medio resultado

Fiel a su ley del mínimo esfuerzo, el Madrid se perdonó el primer tiempo. Completamente. Sólo se entregó a la faena en la segunda, cuando ya se veía en desventaja en el marcador y cuando, tras el descanso y las consiguientes recomendaciones de Queiroz, cayó en que estaba haciendo un papelón impresentable. Luego hizo una buena segunda mitad, empató y podría hasta haber ganado. Pero eso no redime del todo su primer tiempo, en el que le zarandeó el Betis, que obtuvo muy poca renta por una sola razón: Losantos no cumplió bien con su tarea.

¡Y qué gran Betis el de la primera parte! Con un Joaquín desatado, al que da gusto ver jugar, con la habilidad de Alfonso, con Benjamín de nuevo en su mejor versión, con todos haciendo bien lo suyo. Y frente eso, un Madrid perezoso, descolocado, jugando al patadón para arriba, fallón y nervioso. Con una bronca entre Raúl y Roberto Carlos que terminó de darle aire de equipo de barrio. Un Madrid todavía de vacaciones, vivo en el descanso por los dos penaltis a Joaquín que le perdonó el árbitro, el primero de los cuales debió llegar acompañado de expulsión a Roberto Carlos.

Luego, sí. Un buen Madrid, peleador y solidario, con ese mazo arriba que es Ronaldo. Un conjunto poderoso por la calidad de sus hombres, aunque no sea un equipo en el sentido clásico del término, con automatismos, con correcta ocupación de los espacios, con ajuste en los movimientos. Pero sí un agregado formidable de jugadores que puestos a ello pueden atemorizar incluso a un gran Betis, como el de ayer. Pero sólo medio partido difícilmente da una victoria ante un buen equipo como el Betis. Medio partido sólo da derecho a un empate. ¿Quién se lo hará comprender?.