NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

El Real Madrid regresa hoy a San Sebastián. Una plaza que ha adquirido un perfil abrupto para los galácticos que es infiel a los libros de historia. Sin ir más lejos, hoy se cumplen once años de una manita que los madridistas de bien no habrán olvidado. El 10 de enero de 1993 jugaba en el viejo Atocha aquel Madrid que asistía al declive de La Quinta del Buitre frente a una Real que tiraba de su dupla black&white portuguesa (Océano y Carlos Xavier) y de Kodro, el antecesor balcánico de Kovacevic. Esa tarde vi a Butragueño jugar como Laudrup, dando dos asistencias mágicas a Zamorano y... ¡Luis Enrique! El Madrid le metió cinco chicharritos a Yubero (1-5) y Atocha acabó rindiéndose a su desconcertante enemigo.

Once años después, el Madrid de las estrellas acude a un estadio mucho más moderno y mide sus fuerzas con un rival que cuida más la pelota y que buscará repetir el 4-2 del año pasado para salir de las aguas abisales de la clasificación. Pero confío en este proyecto de Queiroz. Lo del Murcia y el Éibar han sido dos avisos que han despertado el orgullo. Por cierto, chapeau para Raúl. Ayer habló como debe hacerlo un capitán del Madrid. El reglamento está escrito para todos y Ronaldo debe entender que nadie debe gozar de favoritismos. Raúl tirará del carro y Ronie deberá responder en el campo a su retraso londinense como sólo él sabe: a base de golazos.