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Ahora el entorno se llama Cruyff

Si no recuerdo mal, la palabra entorno y el concepto que representa fueron una aportación de Cruyff al fútbol español. "Lo malo del Barça es el entorno", solía decir, y ese entorno incluía desde el gerente del club, Antón Parera (al que los amigos pasaron a llamar Entorno Parera) hasta los agentes de futbolistas e incluso la propia prensa. Todo ese magma de fuerzas que presionan sobre el corazón del club, que es el vestuario del primer equipo, y condicionan y dificultan el trabajo del entrenador. Pues resulta que ahora se ha convertido en entorno él mismo. Y menudo entorno

Porque Cruyff tiene una personalidad invasiva. Nació para líder, y cuando jugaba lo era hasta tal punto que mandaba hasta en el autobús: le decía al chófer las calles por las que tenía ir al campo en cada ciudad. Ahora es un fantasma que el Barça no ha sabido alejar desde su riña con Núñez y Gaspart, pero que tampoco ha conseguido integrar de nuevo en la estructura del club. A muchos les gustaría, pero él pretexta que su corazón no está para los azares que esta época de la historia culé produce. Y está ahí, flotante, metiendo baza y sin responsabilizarse. Haciendo de entorno.

Cuando Cruyff llegó al Barça, Laporta debería de andar por los once años. Niño culé, sin duda le fascinó aquel jugador, en sus mejores años, que al poco de llegar regaló a la grey culé un 0-5 en el Bernabéu. Sin duda, Laporta se ve todavía ante Cruyff como me veo yo ante Di Stéfano, al que por muchas confianzas que me da (y que le agradezco infinito) no dejo de ver como un semidiós. Ante Cruyff, Laporta se hace niño, se fascina y no pone en duda nada de lo que de él venga. Y así ocurre, que el Barça tiene el entorno más fuerte que nunca ha tenido. Se llama Johan y se apellida Cruyff.