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Iker salvó el proyecto

Habrá un antes y un después de Ipurúa. En el día diseñado para que Robin se luciera (me refiero a los llamados Pavones de última generación) no es lógico que fuera de nuevo Batman (Iker Casillas) el héroe de la película. Sabíamos de antemano que este príncipe azul de las porterías (el color de la camiseta le viene al pelo) era el único galáctico en ese coqueto estadio en el que no hace tanto vi jugar al Atleti de Manolete una tarde de sábado. Pero es preciso que la portentosa actuación del padre de los Pavones (el abuelo es Raúl) maquillase lo que en mi opinión fue un fracaso absoluto de los chavales.

Salvo la admirable técnica en carrera de Juanfran y la buena planta de Mejía en el eje de la defensa, pocas notas esperanzadoras me dejaron los chicos. Ante el Éibar B deberían haberse salido y no mostraron nada. Debo recordarles que Butragueño debutó en Cádiz marcando los dos goles de la victoria; que Sanchís y Martín Vázquez se salieron en su estreno en Murcia, donde el central firmó el gol del triunfo; y que Raúl debutó en el Santiago Bernabéu con un golazo al Atleti inolvidable.

Los Pavones pasan casi todos de la veintena y ya no son niños. Si defienden el escudo del Real Madrid y quieren ser dignos de él no sólo deben dejarse la vida sino además demostrar calidad y talento. Pues ni una cosa ni otra. El Éibar les dio una lección que debe ser ejemplarizante. Lo importante es que se tomen su noche aciaga de enero como quien sale de copas por primera vez y le ponen garrafón. Esto es como la mili. Ya saben cuál es el camino que no deben reemprender. No pierdo la fe en ellos, que conste. Pero, por favor, despertad muchachos.