NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Rijkaard toca de oído y bien que se nota

Rijkaard intentó ayer una nueva y prometedora revolución en el Barça, reuniendo en el equipo a Iniesta y Sergio García, dos de nuestros recientes héroes en Dubai. Pero el esfuerzo se escurrió entre las manos de Rüstü, desafortunadísimo, y la evidente falta de seguridad del equipo. Tantas idas, tantas venidas, tantos cambios, imposibilitan la creación de automatismos y bien se nota. Entramos en el nuevo año y el Barça sigue sin equipo. Hoy por hoy el Barça son Puyol, Ronaldinho y nueve más. Nueve que entran y salen. Y se queman. Y el equipo está en el puesto doce. Irreconocible.

¿Por qué es Rijkaard el entrenador del Barça? Sólo se me ocurre que porque es holandés. Laporta cogió la guía de teléfonos de Holanda y fue llamando a todos hasta que uno le dijo que sí. ¿Por qué tenía que ser holandés? Evidentemente, porque Cruyff es holandés y la fascinación por su figura le tiene sorbido el seso a Laporta, que le permite estar sin estar, mandar con disimulo, decidir todo y luego lavarse las manos. Y Cruyff está actuando por personas interpuestas, con la despreocupación de un diletante que dedica sus ratos libres a meter cuchara en el Barça.

Él y otros cuantos más, y así van las cosas. Todos al saco y el saco en el suelo. Tanta gente opinando es lo que da lugar a que Víctor Valdés y Rüstü se repartan el puesto sin sentido, que Kluivert entre y salga, que Saviola lo mismo, que unos días toque cantera y otros no toque cantera, que de repente aparezca Luis Enrique como un fantasma. Los jugadores son los primeros en saber que todo va por caprichos y corazonadas y así es imposible que el equipo funcione. Y como coartada para los culpables, un Rijkaard sin pasado como entrenador, y me temo que también sin futuro.