Yo digo J. J. Santos

Y silbaron a Roberto

J.J.Santos
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Todo fue feo, hasta el gol de la victoria. Trabado, antiestético, desagradable. Lo fue también el arbitraje, bizcochón y casero ante la duda. Pero la verdadera medida de lo que ocurrió en el primer encuentro del año la da, como siempre, la grada. Es la primera vez que veo silbar en el Bernabéu a Roberto Carlos, la primera que veo perder la sonrisa al brasileño.

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Cuando el equipo se luce, Roberto se luce como el que más. Pero cuando las cosas se tuercen, lo que otras veces son lujos coreados se convierten en cagadas clamorosas que, hasta ahora, el público perdonaba. Ayer no, ayer no estaba el horno para bollos. Y el que lo pagó fue el lateral zurdo, desairado por un aficionado que le quiere pero que también le exige. Otros estuvieron igual de desacertados, pero se les ve menos, se esconden mejor.

Lo curioso es que el partido estaba para empate pero no había sensación de tal. Tuvo que mandar Luis García un balón a la cruceta para que todos sintieran ese miedo que ayer, más que escénico era de ver que las piernas no respondían. Desconozco si lo ocurrido sirve de toque de atención para el cuerpo técnico del Madrid, pero yo que ellos, me tentaría la ropa. Está por venir lo más duro y, salvo que sea cosa del exceso en la ingesta del turrón, el equipo estuvo casi siempre con la lengua fuera, corriendo tras el balón y el rival y dando sensación de desplome físico. Hasta alguna que otra patada del rudo Acciari quedó disimulada por la fatiga del que recibía la falta. Cuando el mal árbitro pitó el final, la cabeza de Roberto echaba humo. Eso es normal en invierno. No lo es tanto que se retirara meditabundo y cabreado.

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