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El trébol de Beckham que todos quieren

Aquí lo solíamos llamar triplete, pero por Beckham hemos sabido que en Inglaterra lo llaman trébol. Y, en materia de fútbol, hay que ponerse de pie ante todo lo que venga de Inglaterra, sobre todo si lo trae embajador tan ilustre. Trébol es, para los ingleses, la conquista de los tres grandes títulos en una misma temporada: la Liga, la Copa y la Champions. Un logro dificilísimo, porque no sólo exige excelencia en el juego, sino resistencia física y mental, ambición de seguir ganando después de haber ganado ya títulos, profundidad de plantilla y cierto respeto de la suerte.

A Beckahm no le asusta. Ya lo ganó. Fue en la 98-99, con aquella final en el Camp Nou, en la que el Manchester le dio la vuelta al resultado ante el Bayern con dos goles sobre la hora, trance que Valdano definió como El minuto del siglo. El Madrid no lo ha conseguido nunca, ni siquiera en los mejores tiempos de Di Stéfano. Lo rozó en la 57-58: cuando ganó Liga y Copa de Europa, pero perdió la final de Copa en el Bernabéu, ante el Athletic, (entonces Atlético de Bilbao) que presumió legítimamente de una victoria conseguida con once aldeanos ante un Madrid al que se motejaba de legión extranjera.

En las declaraciones de los madridistas estos días hay una rara coincidencia en aceptar el desafío. Queiroz, Beckham, Casillas, Florentino, ayer Figo... Para mí, el Madrid tiene un colosal primer equipo, pero una plantilla demasiado corta para ir de ganador en todo. Salvo cuando el compromiso del Centenario, en los últimos años prefirió dejarse ir en la Copa para apretar en las otras dos y aún así sólo ganó una de ellas. Este año no quiere renunciar a nada. Bienvenido sea el propósito. Este equipo es excepcional y puede plantear desafíos excepcionales. Si lo consigue, habrá derrotado a la lógica.