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El rito de las selecciones autonómicas

Este fin de semana, y para que el fútbol no pare, tocan selecciones autonómicas. No es que su existencia sea cosa reciente, ni mucho menos. En la tradición de nuestro fútbol están las selecciones regionales, ya en el franquismo y antes de él, y con los más diversos móviles. Sólo que en los últimos años ha aparecido en estas fechas una concentración de estos partidos, con origen en un iniciativa inequívocamente irredentista de Euskadi y Cataluña, seguida por otros, no tan irredentistas, pero que han sentido un cierto deseo de emulación un poco al estilo de café para todos.

Y lo que se produce es un panorama desigual en el que, como en el mapa autonómico, destacan Euskadi y Cataluña, que tienen más claro que nadie a lo que juegan. En sus casos, la organización tiene connotación directamente nacionalista. Juegan a mantener vivo su viejo sueño de tener selecciones propias en serio. En otros lugares el fervor no es tanto, así que algunas aparecen y desaparecen, como Canarias, Asturias, Baleares o Cantabria, que ha anulado su partido tras comprobar que sólo vendía cien entradas. Valencia y Andalucía, sobre todo ésta, sí parecen más fuertes.

Este año aparece Navarra, bajo el auspicio de la UPN, lo que ha puesto en un brete a Urzaiz, Gurpegui y Tiko, navarros del Athletic, convocados por Euskadi para mañana y por Navarra para pasado mañana. ¿Qué hacer? Los tres decidieron jugar con Euskadi y pedir "respeto por su decisión". A cambio, Iríbar no convocó para Euskadi a ningún navarro de Osasuna ni de ningún equipo no vasco, así que todos esos se libran de elegir. En fin, pequeñas tensiones aquí y allá que lo que nos permiten descubrir es que el fútbol no puede dejar de ser tema de discusión ni en los días más sosegados del año.