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Polideportivo | Boxeo

La Hora de Varón

El español aspira a convertirse hoy en campeón del mundo del peso medio

<b>SU CUARTEL GENERAL.</b> Rubén Varón se entrena todos los días en el gimnasio de La Ciudad de los Muchachos de Leganés, una de las localidades más boxísticas de España.
MACARIO MUÑOZ

El español Rubén Varón tiene hoy (20:00 horas, Canal +, Deportes 2) en sus guantes la oportunidad de su vida: proclamarse campeón del mundo del peso medio, versión Organización Mundial de Boxeo (OMB). Lo hará a miles de kilómetros de su casa, en las gélidas e invernales tierras alemanas de Kiel, en un pabellón, el de Ostseehalle, que estará repleto de alemanes vociferando al boxeador de casa, al vigente campeón del mundo, el alemán Félix Sturm. Rubén se subirá al ring como aspirante, amparado por su entrenador, Alfonso Redondo, su promotor, José Luis Sousa, y medio centenar de seguidores llegados desde varias ciudades de España.

El trabajo y la suerte, que ha estado de cara durante todo el año, son los que le han traído hasta aquí. Porque Rubén Varón es aspirante al título mundial sin haberse proclamado antes campeón de Europa. Las casualidades de la vida le condujeron hasta Alemania. La promotora Universum, la más importante de Europa, le propuso, a través de su promotor, José Luis Sousa, viajar hasta allí en agosto para ayudar al zurdo Bert Schenk a preparar el Mundial mientras, de paso, Rubén preparaba el Campeonato de España del superwelter que, en principio, estaba programado contra un zurdo, José Ramón Escriche.

Tocado por la fortuna. Al final ni Schenk, lesionado, pudo disputar el Mundial, ni Rubén disputó el Campeonato de España con Escriche, sino con un diestro, Ion Treku, al que ganó por puntos. Pero Rubén, sin saberlo, había sido tocado por la fortuna en este viaje. El Mundial lo disputó y lo ganó el pasado mes de septiembre otro púgil de Universum, Félix Sturm.

Hace un mes, cuando surgió la defensa de Sturm, Universum pensó en aquel chico español que, aunque apenas podía entenderse con nadie, deslumbró con su boxeo.

Alfonso Redondo, su preparador, no lo dudó y se embarcó a fondo en el sueño de Rubén, al más puro estilo del cinematografiado Rocky Balboa. Ambos han estado durante 21 días en la altura de México trabajando por una ilusión: que Rubén se convierta en el undécimo boxeador español campeón del mundo.