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Sueño. Esta fue la palabra de ayer. Sueño de una afición madridista que se frota los ojos y comprueba que una vez más uno de los suyos es coronado mejor jugador del mundo. Sueño de unos admiradores del buen fútbol que se dan cuenta de que Zidane es aún capaz de sorprender, como el domingo contra el Deportivo. Sueño del franchute que soy y siempre seré cuando leo la clasificación del FIFA World Player 2003, donde aparecen juntos nombres que dan escalofríos de felicidad futbolística: Zidane y Henry.

Sueño de mis compatriotas, que ponen a la Liga española más allá de las estrellas y que quieren disfrutar también de Zizou y Titi juntos en el mejor club del mundo. Pero sobre todo, sueño de un hombre hambriento de títulos que tuvo ayer el coraje de reconocer públicamente lo que siempre había comentado en privado. Florentino Pérez sólo quiere a jugadores que expresan su deseo de jugar en el Real Madrid. Y Henry no mentía cuando afirmó en Basilea: "Sería un sueño jugar con Ronaldo y Zidane."

Seguro que este sueño no se convertirá nunca en pesadilla. Al contrario de lo que siempre ha pasado en el Barça, todos los franceses (salvo Anelka, que sin embargo aportó algo en la conquista de la Octava) que han fichado por el Madrid han triunfado.