Zidane ha vuelto

Minuto diecisiete del Madrid-Depor, Zidane añade una nueva jugada a su repertorio. Podríamos definirla como el doble molinete. Toca, gira y esconde; toca, gira y esconde. No acabó en gol pero casi. Ahí metió miedo a los gallegos. El francés ha vuelto. Desaparecido el día del Barça y ausente el día del Atlético, Zidane decidió reaparecer con el lujo de siempre, regalando controles y paredes imposibles incluso cuando el marcador estaba incierto. No sabe hacerlo de otro modo. Pero cuando se pone a jugar, además de filigranas, ocupa mucho campo, cae a la izquierda, pero también a la derecha, baja a la defensa para conducir, tiene llegada en ataque, desborda en el regate, cambia el juego de banda a banda con precisión.

Ayer jugó su mejor partido de la temporada. Bueno, uno de los mejores. Un pero: los años van pesando y Zidane no logra terminar los partidos como los empieza. Le acaba faltando frescura y ahí el rival le pilla el engaño con más facilidad. Ayer había dos aficionados nuevos en la habitual tribuna. Venían de Girona. Cuando se produjo la mencionada jugada del comienzo, aseguraban que ya estaba amortizado el largo viaje. Contagiado por la euforia de los nuevos inquilinos, un veterano de los de toda la vida se puso a gritar: Manolete, Manolete.