Farsantes en apuros

Juegan de cine. Y lo hacen porque sus equipos les han mimado desde que eran alevines. Eso vale una pasta. Cumplido el ciclo de formación, muchos de ellos acaban cedidos de mala manera o retirados por puro hastío. Al tiempo, algunos directivos hacen ricos a oscuros intermediarios que les colocan a desconocidos foráneos que no se comen ni una rosca. ¿Hay explicación para que nuestros juveniles de oro choquen siempre contra la misma pared? Yo no la tengo. Viendo ayer ganar a nuestros Sub-20, con diez sobre el campo, me acordaba de los que ganaron el oro en el Mundial del 99. Salvo tres o cuatro, con Casillas a la cabeza, nada de nada. Y eran tan buenos como éstos.

Ejemplos prácticos. Seguro que el próximo año el Atlético busca otro medio centro y el tal Gabi es muy bueno. Joan Gaspart y su corte se gastaron lo que no está escrito en un tal Rochemback cuando Iniesta ya estaba saliendo del cascarón. Lo mismo podríamos decir del central bético Melli o del zurdo Gavilán. Y el Madrid y el Barça tienen asegurado el gol con Juanfran y Sergio García. Al final, la teoría florentiniana de los Pavones debería ser dogma de fe viendo lo que viene. Posiblemente haya que llegar a un pacto con los intermediarios para que en su catálogo incluyan a estos chavales con el entusiasmo que incluyen petardos de otros países. Claro que igual el margen de beneficio no es el mismo.