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Entrevista Benito

Le grité a Boskov: "Subo, que me los como..."

Goyo Benito tenía fama de ser un leñador del área que aterrorizaba a sus rivales con sus entradas. Pero la realidad nos muestra un defensa que creó escuela durante 13 años en el Madrid (1969-1982), y que fue capaz de pasar a la posteridad también por el golazo de cabeza que le metió al Oporto de Gomes, Freitas, Duda y Frasco en 1979. Su cabeza salvó al Madrid en Europa. El toledano lo recordó con AS.

¿Gordito? Yo no me hubiera atrevido a medirme a Ronaldo
andrés garcía

Ha llovido y ha nevado lo suyo desde aquel 7 de noviembre de 1979.

Fíjese, casi un cuarto de siglo. Nos hemos quedado sólo para vestir santos. Pero al menos ese golazo no me lo quita nadie amigo.

Usted no tiene abuela.

No, lo que ocurre es que yo fui de los que me dejé media vida y la salud defendiendo este escudo y aquella noche ante el Oporto fue un premio a las ocho operaciones que tuve. ¡Y eso que a mí muchos me llamaban hacha brava!

Vale, vale, no se ponga así. Disfrute recordando su gol al Oporto.

Mire, quedaba un cuarto de hora y no había manera de abrir la lata. El Oporto estaba encerrado en torno a su portero, un tal Fonseca con bigotes que paraba todo. ¡Qué tío!

El 0-0 les dejaba fuera de la Copa de Europa. ¿Qué hizo?

Yo estaba marcando a Gomes, que era por entonces uno de los mejores goleadores de Europa. Pirri estaba cojo y había salido García Navajas para reforzar la zaga. Perdí la paciencia, miré a Boskov y le dije que me iba al ataque.

A Vujadin le haría muy poca gracia...

Me daba igual. Le grité: "¡Míster, tranqui, yo subo que me los como!". El moreno (por Cunningham), tiró el córner y entré de cabeza como un becerro. No me hubiese frenado nada en ese momento. Me elevé por encima de los portugueses y le pegué con la frente a la escuadra. Era imparable.

Yo era un niño de 14 años y pocas veces he visto al Bernabéu celebrar un gol así.

Fue de locos. Me estrujaron en el suelo y montamos una melé de rugby que casi me cuesta pedir el cambio. Me dieron collejas hasta en las cejas. Me acerqué de broma a Santillana para decirle que a ver si aprendía a rematar de cabeza. También se lo dediqué al cabezón (a Juanito), que se tomaba esos partidos como si le fuese la vida en ellos. El estadio estaba a rebosar con más de 120.000 personas. Jamás olvidaré esa euforia colectiva.

Usted marcando un gol. Está claro que se equivocó. -No se pase. También marqué en Liga uno al Zaragoza y otro al Recreativo. Tres goles en 13 años en el Madrid. ¿No está mal, verdad?

Cerremos el libro del ‘Cuéntame’ y hábleme del siglo XXI. ¿Cree que merecen un voto de confianza Pavón y Bravo?

Totalmente. Yo también fui canterano y sé lo difícil que es asumir la responsabilidad de ser central del Madrid. Los dos están saliéndose, y debo decir que Queiroz ha acertado de pleno con el hallazgo de Bravo en un puesto que nadie esperaba para el chaval. Es rápido, tiene carácter y siempre está metido en el partido.

¿No ficharía en diciembre?

Hombre, a mí me cedieron un año y medio al Rayo Vallecano cuando era filial del Madrid y me vino fenómeno para mi formación. Una ayuda de fuera nunca está de más...

¿Y qué me dice de David Beckham, el que vendía sólo camisetas?

Que es una maravilla. ¡Qué pedazo de fichaje! Yo, que he jugado ante muchos equipos ingleses, sé lo que es eso. El orgullo inglés es tremendo y David es un ejemplo para todos sus compañeros.

El que no perdona y sigue en racha es el ‘gordito’.

Me río de que le digan gordito. Es un toro que cuando entra en el área parece que bufa y se lleva todo por delante. Tiene una calidad descomunal. Tuve suerte de no haberme enfrentado a él. No me hubiese atrevido. Yo conocí su versión contraria, el flaco. Cruyff era otra cosa. Yo me quedo con Ronaldo. ¡Qué bestia!