Sensatez en Donosti

En la segunda temporada de Valdano como entrenador del Madrid, Sanz no pudo superar la presión del entorno. Cuando se veía venir la destitución, algunos le aconsejaron que cortara de raíz los rumores renovando al técnico. Semanas después le echó. Por primera vez en mucho tiempo, la Real Sociedad ha hecho lo contrario, tirar por el camino más complejo, pero más coherente.

Con el descenso soplando en el cogote, Denoueix ha sido renovado. Qué menos. Raynald recogió las cenizas de Clemente y casi gana la Liga en su primer año. Cuestionar su sapiencia o dudar de la plantilla sería mezquino. Están en la cola porque el desgaste de la Champions pasa factura a todos. Pero volverán de Navidades con el equipo entre los dieciséis mejores de Europa.

Si otros muchos actuaran como los donostiarras, se ahorrarían dinero y disgustos. Así se ha escrito la historia de cientos de descensos de categoría. Llenan la talega del que se va y del que llega y el equipo acaba desquiciado. Hay otro factor, el psicológico, que los dirigentes no suelen tener en cuenta. A un entrenador cuestionado, le renuevas, y estás dándole un plus de autoridad en el vestuario. Aquellos jugadores que han tenido la tentación de hacerle la cama no dicen ni mu.