Yo digo J. J. Santos

Rijkaard nos tomó el pelo

J.J.Santos
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No hay peor cosa que traicionar la esencia del fútbol. Tardaremos tiempo en olvidar la afrenta del entrenador del Barça. Es cierto que cobarde que huye sirve para la siguiente batalla, pero Rijkaard tardará años en quitarse el estigma de su cobardía. Le dio un ataque de pánico y dejó solo en ataque a Kluivert. ¿Consecuencia? Regaló el control del partido al Madrid, se cargó la euforia de la grada y alentó el pesimismo en el espíritu de sus jugadores. Intuíamos que era un poco pardillo para dirigir un equipo tan grande, pero no adivinábamos que renunciara al fútbol de ataque que siempre se vio en el Camp Nou. Eso no se perdona.

Cuando quiso rectificar era tarde. En el descanso no puedes pretender que tus jugadores pasen de jugar a defender y apelotonarse en el centro a buscar las bandas y atacar de manera furibunda. El chip no se cambia así como así. Un par de paradas de Casillas y otros dos cruces providenciales de Bravo, servían para demostrar que el partido pudo estar más igualado. Es más, su torpeza hizo que Saviola, el único que mete goles en el Barça, chupara banquillo setenta y cinco minutos. Cuando salió, el encuentro estaba medio muerto. Veremos con qué cara puede reprochar en el futuro a sus jugadores que se arruguen.

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