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Bend it like Beckham

En Estados Unidos arrasó en taquilla durante todo el año pasado la película Bend it like Beckham, un film de Gurinder Chadha que explica el poder magnético del crack inglés reflejado en una chica hindú de 18 años, Jess Bhamra, que sólo aspira en la vida a ser como su amado David. No es un comportamiento exagerado. Desde anoche seguro que muchos marselleses-as se habrán incorporado a ese creciente club de fans que se han entregado a la rubia coleta de este jugador esbelto, temperamental y carismático que ha puesto en retirada a todos aquellos que calificaban su fichaje como una simple operación de márketing.

El rey David ya ha ingresado en el santoral de los 101 años de historia del Real Madrid tras haber puesto su británica firma al gol número 600 de los blancos en la vieja Europa. Su golpeo a la pelota en el 0-1 fue de catálogo. Así se tira una falta. Rosca, curva ascendente y velocidad calculada. Becks cantó La Marsellesa en un Velodrome que enmudeció ante la goyería de este 23 que se ha integrado a la velocidad de la luz. Fíjense, hasta dice los tacos en castellano recio de Sigüenza. El jueves cenó en el Donostiarra y todos le vieron feliz. Y sonriente. Es un hombre nuevo y su fútbol es el espejo de ese alma liberada.

El triunfo de anoche no sólo garantizó al Madrid jugar la vuelta de los octavos de final en el Bernabéu (o sea, clasificación segura para cuartos). Sirvió también para pasear el talento de Zidane en su nido natal, contemplar la parada del año (de Iker, of course) y para dejar claro que cuando está Roberto Carlos en el prado el Galaxy Team vuela con piloto automático. El brasileño es el auténtico marcapasos de un equipo que viaja a otra velocidad de crucero cuando le falta su hormiga atómica. Por cierto, ¡qué vaselina de Raúl! Oh, la, la...