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Yo digo | Luis Castelo

La rebelión del modesto

César Ferrando, entrenador del Albacete, sabía perfectamente que sus hombres le plantarían cara al Real Madrid. Desde que su equipo ascendió a Primera, tenía la mirada puesta en el Bernabéu. Para él, éste era un partido especial. El técnico valenciano sabía cómo tenía que jugarle al Madrid y cómo debía actuar para sacar un resultado positivo del coliseo madridista. Ferrando había adiestrado a sus hombres a lo largo de la semana pasada para que practicasen un fútbol control, algo que le hace mucho daño al conjunto de Queiroz.

En los primeros 45 minutos, el equipo manchego aguó la fiesta al Madrid y se llevó un merecido empate al descanso. Ése debería ser a mi juicio el resultado final del encuentro pero la diferencia entre los dos equipos está en que el grande llega una vez a la portería del rival y la enchufa. Sucedió con el gol de Zidane, que le dio el triunfo al Madrid cuando menos lo esperaba. El Albacete demostró en un escenario que huele a fútbol que tiene muy buena pinta, que posee a un gran entrenador y que con algún refuerzo en diciembre puede mantener la categoría sin problemas.

La afición albaceteña puede sentirse muy orgullosa de este conjunto. El único pero que le pongo es que Parri fue sustituido antes de terminar el encuentro y tal vez podría haber tenido la oportunidad de marcar algún gol más en las dos últimas faltas que tuvo el equipo. Aunque si Ferrando lo sacó del campo, seguro que tendría sus razones para hacerlo. En definitiva, el Albacete mereció el empate ante un equipo que le supera prácticamente en todo menos en casta y en la dirección desde el banquillo.