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Primera | Real Madrid

Raúl se ‘licencia’ en Fuenlabrada

La Universidad Rey Juan Carlos dedica un estadio al crack

<b>UNA FIESTA. </b>Roncero dejó muestras de su peculiar estilo salvando un gol.

El Sur también existe. Y la Universidad ya mira hacia el fútbol sin prejuicios. Y Raúl (que vino al mundo en la Colonia Marconi, cerquita de Fuenlabrada) sigue acumulando grandeza y reconocimientos. Con sólo 26 años le dedican estadios con su nombre y apellidos ilustres (Raúl González Blanco). Fue una tarde especial, con un equipo de voluntarios que intentaron hacer de un sueño un homenaje a la insensatez. Los profesores y el personal administrativo de la Universidad Rey Juan Carlos (que nos mostró unas imponentes instalaciones deportivas propias del siglo XXIII) se midió a ese Madrid jurásico que a día de hoy se metería en puestos UEFA si jugase en Primera División. Se lo juro por Snoopy.

Butragueño levitando como ante el Anderlecht; Martín Vázquez desplazando la pelota 40 metros con la precisión que tenía Guillermo Tell con el arco; Gallego, un mariscal en el área (sin pelo, eso sí); Macua (que cumplió ayer 49 años) en plan Makelele con canas; Chendo con una rodilla perfil Robocop, pero intentando repetir su histórico caño a Maradona; Isidro empeñado en hundir el estreno de Air Roncero emulando su tarde gloriosa ante Dassaev...

Raúl, que se lo pasó bomba inaugurando "su" estadio y analizando lo duro que es para los que han dedicado la vida a la enseñanza meterse en la piel de un futbolista de pro (José Miguel Contreras y Javier Méndez apuntaron maneras), no dejó de reír pensando que el equipo universitario tenía más problemas en la portería que esos dos noruegos (Johnsen y Olsen) a los que ridiculizó en Oslo. Y eso que Roncero (que ha recuperado la forma) cumplió con creces. Salvó un cabezazo de Isidro con una estirada académica y felina, pero dos minutos después Isi se cebó con una volea violenta y certera. 1-0. Roncero, generoso, pidió el cambio.

Enrique (vean al tipo con jersey azul marino) se comió los 15 restantes. No importa, amigo. Por un día, el Madrid nos miró a los ojos. Inolvidable.