Queiroz necesita un cursillo

Me había prometido a mí mismo darle un margen de confianza a Carlos Queiroz. Un tipo honesto y un técnico empeñado en hacerse un currículum digno gracias a la Bonoloto que le tocó el 24 de junio cuando Valdano (¡Jorge, por dios, recupérate ya y regresa para poner orden!) le telefoneó para decirle: "Eres el nuevo entrenador del Real Madrid". Parece como si este mozambiqueño de ojos claros e ideas confusas se hubiese empeñado en tirar por tierra su meticuloso trabajo en el campo con sus desconcertantes declaraciones cada vez que le ponen un micrófono en la boca. Lo de ayer en La Gazzetta dello Sport tiene un refrán muy español que resume perfectamente su torpeza: "Escupir para arriba". Es difícil ningunear con más saña la política del club...

Amigo Carlos. Claro que tienes derecho a ser un librepensador y votar a Maldini. Un pelotero admirable. Pero te recuerdo que los argumentos que has utilizado para elegirle ("Un campeón, gran carrera y un ejemplo para todos") los cumple en el mismo grado cualitativo Raúl. Además, Ronaldo lleva dos años regalando goles y prestigio al escudo que ahora te paga; Zidane tiene "los pies de Dios", como ha definido la propia prensa alemana; Roberto Carlos es la ilusión de todos los días (como la ONCE); Casillas ha logrado que todos los niños quieran ser Iker de mayor. Y faltan Figo, Beckham, Salgado... Míster, no insistas en ver el fútbol con un cristal opaco. Necesitas que alguien te cuente qué es el Madrid. Me ofrezco voluntario.