Sáez acertó de pleno

Sería mezquino explicar la victoria de España diciendo que los noruegos son muy malos. Ellos son malos pero había que demostrar que nosotros somos buenos. La sensación de poderío y autoridad nació de un planteamiento sensato y correcto desde el banquillo. En la víspera no tenía tan buena pinta, aunque sobre el campo resultó de diez. Los cambios introducidos por Sáez fueron decisivos. Xabi Alonso con la manija, Valerón escondiendo la pelota y Vicente destrozando caderas, dieron la razón al seleccionador. De César ni hablo porque no tuvo trabajo.

Nunca se planteó esta repesca como un pulso entre la Prensa y el seleccionador. Entre otras cosas porque Iñaki, salvo algún ramalazo de ira, se muestra siempre respetuoso con la crítica. Los palos de la ida venían motivados por la impotencia de vernos en una muerte súbita que no merecíamos y porque ya el sábado se vio que la eliminatoria tenía poca chicha. Desesperaba tener que entrar en la Eurocopa por la puerta de atrás y sufriendo. Bien está lo que bien acaba, aunque no sería malo que los próximos meses sirvieran de reflexión para valorar lo que tenemos. No vale eso de que no hemos ganado nunca nada. España tiene equipo para salir siempre a campeonar, que dirían los argentinos. Sáez debe administrar bien lo que tiene en sus manos.