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Jugamos en ligas menores

Examinemos el asunto de cerca: estamos en la repesca porque hemos sido segundos en un grupo fácil. Campeón ha sido Grecia. ¿Sabe usted el nombre de muchos jugadores de Grecia? A bote pronto le sonarán Tsartas, exquisito zurdo, pero tan justito en esfuerzo que ni en la muy comprensiva y artística Sevilla pudo sobrevivir, y Nikolaidis, que se va abriendo espacio en el Atlético a base de esfuerzo ¿Los demás quiénes son? ¿Alguno juega en el Manchester, en el Milán, en el Real Madrid, en el Barça, en el Bayern de Múnich? Bueno, sí, está Karagounis, suplente en el Inter.

Bueno, pues esa Grecia tan menor le quitó la cabeza del grupo a un equipo ocupado mayoritariamente por jugadores del Madrid, del Depor y del Valencia, habituales en los tramos finales de la Champions League. Futbolistas brillantes de la liga más competitiva, en la que alternan con los mejores jugadores del mundo. Y ahora estamos disputando a ida y vuelta la plaza con Noruega, pendientes del camarada Iversen, que juega en el Wolwerhampton, semicolista de la liga inglesa, y del camarada Flo, delantero del Siena. Los dos vivieron tiempos mejores. Vienen de retirada.

Eso es lo que hay. A esos fue a los que ganamos por 2-1 y gracias. Y, por cierto, sus dos mejores delanteros, Carew y Solskjaer (tampoco galácticos, no nos engañemos) no estuvieron en Valencia ni estarán en Oslo. Ese es el cutre entrevero en que nos encontramos y engañarnos no está bien. Este equipo está donde no debería estar, donde nunca estuvo desde mucho tiempo atrás, y el mero hecho de vivir este desasosiego refleja que el grupo está en muy malas manos. Y espero que decir esto no me acarree el fuego del Infierno, al que ese Ángel caído apellidado Villar quiere arrastrarnos a sus críticos.