De modelo le queda la sonrisa
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Vino para jugar al fútbol. Eso parece ya fuera de toda duda y han bastado dos meses para conocer su grado de implicación. Beckham, un día sale y alaba las excelencias de Casillas y otro asegura estar encantado con el rumor de la posible llegada de Owen al Madrid. Significa que piensa, actúa y habla como futbolista. Salvo el sarao que montó Ronaldo por su cumpleaños, no se le conocen otras salidas. Es más, como no pasa de cenas románticas con Victoria, el llamado periodismo del corazón, empieza a perder interés por perseguir a la pareja. La fotito de la mano con Victoria no debe vender mucho. Mejor. El balance es claro en favor de las portadas de diarios de deportes, captando siempre una imagen de júbilo o tristeza. Por muchos toques que le hayan dado, eso es cosa suya.
Aquí no enseña el roto del pantalón y sí la parte del pie con la golpea el balón en los saques de falta. Todo parece natural pero estoy seguro de que está estudiado. Tanto como romper con la empresa que explotaba sus apariciones. No pasen por alto otro dato: cuando desfilan los jugadores por la zona mixta, tras un partido, ya sea en Madrid o fuera, el que se para siempre para atender a la prensa es David. Gesto calculado. Es un goteo que ha ido transformando al personaje. En julio se escribían artículos sobre la marca de sus vaqueros y ahora sobre sus funciones en el centro del campo. Si como parece, también está controlado el natural deseo de protagonismo de su señora esposa, sólo queda disfrutar con su fútbol. Igual es lo que siempre había soñado.
