Festejaron el pase a 33.000 pies

El regreso de la expedición a Madrid en la madrugada del miércoles empezó con numerosos problemas de logística (la intensa niebla que había en el aeropuerto de Belgrado estuvo a punto de obligar al pasaje a dormir en la capital de Serbia), pero pasada la medianoche la pista central dejó 150 metros de visibilidad lo que permitió al Boeing de Iberia 5883 aterrizar y no verse obligado a desviarse a Roma.

El vuelo partió con 40 minutos de retraso, pero los galácticos estaban con buen rollo y muchas ganas de disfrutar de una clasificación que ya tenían en el bote. Uno de los más contentos era el portugués Luis Figo.

Había sido su cumpleaños (con 31 años entró en la lista de carrozas que encabeza Zizou con esa edad) y en la parte del fondo de la nave se reunió con Ronaldo ("Quiero la Décima", insistía el crack), Ikerman Casillas, Roberto Carlos ("Fui a pegarle a la pelota con fuerza y cuando había golpeado la pelota y el pie se extendió noté el crujido..."), Helguera y Rubén para brindar por ser el primer equipo capaz de asegurarse el pase a la eliminatoria de octavos...

En la parte de atrás del avión dormían los demás, desde Raúl (que tenía que acopiar energías para su viaje a Mónaco) a Beckham, con excepciones como la del renovado Míchel Salgado, que leía con interés las últimas páginas de Diario de un Skin. Casillas, el héroe del Partizán Stadium, se comportaba como un niño (lo que es) con zapatos nuevos (guantes en su caso). Sabe que está en el mejor momento de toda su carrera deportiva, pero se comporta con la inocencia de un canterano.

De pronto, se apagaron las luces y la tripulación entró en la cola del avión con una tarta de trufa y chocolate y cantaron a Figo el "Cumpleaños feliz". Ronie la abrazó y todos aplaudieron al galáctico más veterano después de Raúl y Roberto Carlos. Aterrizaron en Madrid casi a las cinco de la mañana. Pero satisfechos. Por el deber cumplido. El Real Madrid ya está en octavos.