Yo digo J. J. Santos

Riesgo en el manicomio

J.J.Santos
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Se echaba en falta la presencia de los serbios en la Champions. Cuando uno era un mocoso se pegaba a la tele extasiado viendo el llamado pequeño Maracaná lleno de bengalas rojas, sorprendido por las toñas que pegaban cuando los aficionados tocaban a rebato. Pues ya están aquí de nuevo. Con más brío. Ayer el Partizán sacó el manual y no defraudó a los suyos. Ese carácter serbio, tantas veces analizado en otras facetas, salió a relucir. El Madrid no se arrugó nunca. Beckham abanderó la resistencia. A cada patada alevosa, respondían con un saque rápido de falta, casi sin rechistar. Era como si el convencimiento de su superioridad les hiciera disfrutar con el castigo que estaban recibiendo.

En esas, insisto, apareció Beckham. Y pasó con nota el examen del autocontrol. Hasta dos veces reprimió el puñetazo cuando ya tenía armado el brazo. La porfía no terminó mal. Igual es el partido más bravo que va a encontrar el Madrid en toda la temporada. Y salvo la lesión muscular de Roberto Carlos, ajeno a la ensalada de patadas, el choque se saldó sin hospitalizados y con la portería de Casillas a cero. Y el público, que hace cuatro años buscaba refugios contra las bombas, cantó con el mismo entusiasmo al principio y al final.

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