Jerry Sloan es uno de los más estrictos entrenadores de la NBA que quiere que sus jugadores sean como era él cuando jugaba al baloncesto: duros, inagotables, peleones y sin miedo. Raúl López ha entendido perfectamente el mensaje y parece un hombre nuevo. El base ex madridista se lanza al suelo para pelear por un rebote, presiona más que nunca en los marcajes y no rehusa el contacto físico cuando los pívots rivales le crujen el cuerpo con una pantalla.

Este estilo de juego le ha dado la confianza de Sloan... y un sitio entre los titulares. Anteayer, en su tercer partido en la NBA (segundo desde el primer minuto), anotó 15 puntos y repartió ocho asistencias, colaborando a la gran victoria de los Jazz frente a Minnesota (93-88). López jugó 34 vibrantes minutos, dirigió a toda velocidad el contraataque y fue el hombre decisivo en la remontada de su equipo en el cuarto periodo: parcial de 30-19. El jugador catalán no ha desaprovechado la oportunidad que se le presentó tras la lesión del puertorriqueño Carlos Arroyo, el teórico base titular.

Raúl López encontró su mejor aliado en Gregg Ostertag, el pívot de Utah que nunca pudo vivir a la sombra de John Stockton y Karl Malone. Ostertag sumó 12 puntos, con seis tapones y 21 rebotes, incluidos 13 ofensivos,

Garnett, expulsado. Sin los intimidatorios brazos de Kevin Garnett en el centro de la zona de Minnesota, pues fue expulsado a falta de cinco minutos para el descanso por protestar, López hizo de las suyas en el cuarto periodo. Se hartó de dar asistencias a Ostertag para que encestara a placer y penetró una y otra vez en la defensa contraria para buscar a un compañero desmarcado. Sin duda fue su partido más meritorio, entre otras cosas porque enfrente tuvo a Sam Cassell, uno de los mejores bases atacantes de la Liga. Anotó 27 puntos, pero con un discreto balance: 10 de 23 tiros.