Todo empezó con Luis Figo

Hoy cumple 31 años Figo. O sea, que se aventura en un territorio escabroso. Escabroso para un futbolista, porque para esa profesión los treinta son una frontera siniestra, más allá de la cual está la decadencia. Pero no es necesariamente así. Hace ya algún tiempo que Gatti me dijo justamente lo contrario: "Sólo a partir de los treinta se abre la mente". Gatti es un tipo singular, que gusta de vestirse de estrafalario, en ropa y en ideas, pero que siempre va diez años por delante de su época. Fue el primero que me avisó: "Con Figo el Madrid le da la vuelta al partido".

Y, efectivamente, con Figo el Madrid le dio la vuelta al partido. Su fichaje parece ya lejano, sepultado bajo espectaculares adquisiciones posteriores: Zidane, Ronaldo y Beckham. Pero aún sigue vigente la realidad de que aquel fichaje sacó al Barça del cuadro. Un cuadro en el que ahora pretende entrar colgado de las crines de Ronaldinho. Y mientras el Barça busca su nuevo Mesías, Figo produce para el Madrid una intensidad de juego, de presencia, de faltas sufridas (y de cometidas) de goles y de pases de gol, que le convierten por derecho propio en el número uno de los galácticos.

Tras él llegaron Zidane, Ronaldo y Beckham, casi nadie al aparato. Antes que él ya estaban Roberto Carlos y Raúl. Y Casillas, del que ya se va entendiendo, poco a poco, lo que ha sido y ha significado. Pero en el eje de todo eso está Luis Figo, jugador especial, encrucijada entre dos épocas y dos clubes. En definitiva, hombre que hizo posible una nueva época. "Figo nació para jugar en el Real Madrid", ha dicho Florentino Pérez. Y ahora que empieza a caminar con paso cauteloso en la treintena es el momento de reconocerle que todo cambió con su fichaje por el Madrid.