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Primera | Zaragoza 0 - Real Madrid 0

Milito... ¡Bravo!

Para muchos iba a ser el partido de Raúl. Para unos pocos, el de la esperada resurrección de Ronaldo. Pero el Zaragoza-Madrid sólo sirvió para reivindicar un central de lujo, Milito, y a otro llamado Bravo, al que conviene apuntar la matrícula.

Raúl Bravo y Milito fueron dos de los mejores jugadores del partido.
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El testaferro. Habrán pa-sado nueve años, pero la vida no ha cambiado tanto por aquí. Mejuto pitando y La Romareda bramando contra el testaferro de Rafa, no me jodas, el bueno de Mejuto González. Cada vez que hubo algo definible como extraño, el pueblo aragonés, con toda la razón, recordó aquel episodio indigno en ese Zaragoza- Barcelona de infausto recuerdo: "¡Ha sido el 6, penalti y expulsión!". Un caldo de cultivo peligroso para un Madrid que llegó a la cita aturdido por las turbulencias del charter Gir Jet, un aparato que a los galácticos les dio muchos más sustos que ese temido AVE Madrid-Lleida, que es un remanso de paz.

El tomahawk. Lo que no puede ser es intentar ganar un partido atentando contra el órgano más viril del Imperio. Ese Roberto Carlos (al que recomiendo que no haga caso de esas ex oportunistas que buscan las revistas del corazón para ganar un dinero indigno) no dudó en poner en jaque mate los atributos de su compatriota Ronie, al que casi revienta por esa parte que sólo gusta que te toquen si es dando tú la luz

verde. Pero el balonazo que recibió el hombre fue como si te explotan un globo gigante de Mickey Mouse en el oído. ¡Qué dolor! Robertinho casi se toma la revancha en la segunda parte con un zambombazo que sacó las astillas del poste de Láinez, pero en el rechace se vio que Ronie estaba para sopitas y buen vino. Jamás exigiría nada a un hombre que recibe un tomahawk en la zona en la que todos flaqueamos cuando nos buscan sin esperar la llamada...

Sangre en el ojo. Que Milito tenía sangre en el ojo como decía Iván Zamorano antes de los grandes días, es algo que podía verse venir sin necesidad de mirar el predictor. Este argentino con melena made in Valdano (Jorge, te enseñaré una foto tuya del Alavés en la que llevabas el mismo corte estilo Pablo Abraira) dejó claro que en ocasiones es mejor no ir al médico para evitarse disgus-tos. Adoro a mi amigo Alfonso del Corral, pero si este chico es capaz de jugar con ese coraje con una rodilla de alto rieso, me declaro desde ahora mismo un devoto del libre albedrío, de la raza gaucha y de Evita Perón. ¡Revisen el contrato y miren si existe una cláusula de recompra, por Dios!". Lo de Milito es la historia de Nick Nolte (el de Hombre rico, hombre pobre). El destino y un riguroso y profesional parte médico le apartaron de un sueño. Él es blanco de corazón. Me consta. Bueno, por lo menos es ‘blanquillo’. A mucha honra.

Queiroz. El Zaragoza mara-villó por su actitud (¡qué lujo ser paisano de la Virgen del Pilar!), pero creo que llegados al extremo de que Pavón se fuera a la calle rigurosamente expulsado, mi querido Queiroz (la admiración se la debe ganar aún) volvió a desconcertarme apartando a Ronaldo de la última recta del trepidante duelo de La Romareda. Si quitas a Ronie, algo difícil de entender por su capacidad de liarla hasta en su peor noche, saca a Portillo. El killer de Aranjuez se quedó en el Madrid este verano por deseo expreso del club. "Chaval, se va Morientes porque eres el primer relevo de Ronaldo". Mentira cochina. Solari es el segundo nueve del Madrid y Portillo es sólo un mueble de Ikea que acabará dando un portazo en las narices a su técnico por no explicarle qué demonios pasa con él. A todo esto, 0-0. ¿Alguien me lo explica?