A Florentino no le altera Abramovich

Florentino Pérez no piensa declarar la guerra ni entablar una sola pugna dialéctica con el Almirante Abramovich. El multimillonario dueño del Chelsea está lanzando toda su artillería pesada (traducida en presuntas ofertas millonarias) hacia varios de los jugadores con más peso específico en el equipo de Carlos Queiroz. El pasado verano quiso a Raúl (llegó a prometer a su agente, Ginés Carvajal, que estaba dispuesto a desembolsar 100 millones de euros al Madrid para contratarlo), después compró a Geremi (10 millones e) y a Makelele (24). Y ahora quiere a Míchel Salgado (tonto no es) y amenaza con tentar a Roberto Carlos con una oferta pecaminosa (30 millones por cinco años).

Florentino, desde sus cuarteles de otoño, no titubea un ápice. Es más, su filosofía y política de salarios no va a variar un ápice. El presidente no va a entrar en una carrera con Abramovich para ver qué coche de los dos va más rápido. "El jugador que reciba una oferta de Abramovich por mil millones brutos al año puede irse, porque el Madrid no puede llegar a esas cifras", se oye estos días machaconamente desde la planta noble del Bernabéu.

El efecto Abramovich ha puesto en guardia a los dirigentes madridistas porque el dato objetivo es que Geremi y Makelele (dos jugadores discretos) han aceptado irse del Madrid a cambio de mucho dinero. Makelele, que está fracasando en el Chelsea, cobra ahora mil millones de pesetas brutos al año...

Pero Florentino y Valdano han estudiado este fenómeno y han decidido no cambiar la política estratégica del club, y menos ahora que se ha equilibrado el presupuesto y se han reducido los gastos eliminando las elevadas fichas de los llamados jugadores de la clase media (Macca, Celades, Rodrigo, Flavio, Congo, Munitis, etc.).

En el caso de Salgado, Florentino ha aceptado hacer un esfuerzo y por eso el club ha ofrecido al internacional gallego el doble de lo que cobraba hasta ahora (de 175 millones de pesetas netos anuales pasaría a 350). El Chelsea ofrece 500, pero las primas del Madrid por títulos y los incentivos por partidos jugados reducirían mucho las distancias entre ambas propuestas. En cuanto a Roberto Carlos, Valdano ya ha dejado claro que esa oferta no ha llegado hasta los despachos del club y que, además, como el brasileño tiene contrato hasta 2005 hay tiempo de sobra para renovarle como merece el megacrack.