Por encima del morbo que rodea el encuentro de esta tarde ante el Mallorca, al margen del número de jugadores que han cambiado de camiseta o que los entrenadores se hayan alternado en los dos banquillos, hoy tenemos una de las últimas oportunidades para corregir el torcido rumbo que llevamos en este arranque liguero. Da igual el rival y que esté entrenado por Luis Aragonés, alguien que nos conoce más que bien. Lo relevante es que el equipo no sólo tiene necesariamente que ganar para recuperar definitivamente la autoestima, sino reivindicarse ante la afición. Los tres puntos tienen que servir para disipar, sino todas, gran parte de las dudas que nos atenazan. Puntos para ganar el futuro, puntos que tienen la tesitura de la inflexión, puntos con vocación de un futuro que esta aún por conquistar.

El pasado parón liguero después de la derrota en Riazor ante el Deportivo presumo que nos ha venido bastante bien. La eliminatoria copera resuelta y una victoria menor rematada con una goleada pueden haber supuesto para los jugadores rojiblancos un rédito de confianza en sus posibilidades. Imagino también que Gregorio Manzano habrá tenido tiempo para analizar los errores cometidos con sus variadas y desacertadas combinaciones estratégicas y encontrado, por fin, el once ideal que rentabilice el presunto potencial del vestuario. Veremos....