A Florentino le salen las cuentas

Florentino Pérez se dirigirá el domingo al Senado del Real Madrid (los socios-compromisarios) con la conciencia tranquila. Las cuentas le cuadran y proclamará orgulloso ante su gente que el Real Madrid goza de la mejor salud económica de sus 101 años de historia. Los que le conocen bien saben que para él es casi tan importante como ganar una Champions. El dato: por primera vez desde que existe el club se registrarán más ingresos ordinarios que gastos ordinarios. Un objetivo que Florentino se marcó en julio de 2000 cuando accedió a la presidencia, con un plan trienal que ha concluido con un final feliz. Se acabó la histórica deuda (llegó a alcanzar los 46.000 millones de las antiguas pesetas) y en Tesorería hay un fondo de 143,2 millones de euros. Alarmas apagadas.

El segundo mandato de Florentino nacerá, dentro de nueve meses, con la cuenta de resultados en perfecto estado de salud. El ejercicio 2002-03 se cerró con un superávit de casi 10 millones de euros, cantidad que se multiplicará por seis en la temporada en curso. Para el presidente esto supone un logro de su equipo económico porque es bueno recordar que la Tesorería madridista arrastraba una serie de cargas financieras (deudas con proveedores, con Hacienda, contratos astronómicos de jugadores de medio pelo...) que parecían haberle condenado a ser siempre protagonista de las crónicas de sucesos.

Pero la realidad es bien distinta. El departamento de márketing ha disparado sus ingresos (de 34 millones de euros en 2000 a 80 ahora), casi se han duplicado los ingresos por televisión (de 45 a 70) y se ha conseguido el milagro de que los ingresos por abonos y taquillas haya crecido en casi 20 millones a pesar de que por cuarto año consecutivo las cuotas de los socios están congeladas.

La situación de bonanza es de tal calibre que el club dispondrá cada verano de 30 millones de euros para fichar un crack (nunca dos) sin que se resienta el equilibrio financiero en absoluto. Siempre llegará un galáctico, lo que Florentino llama "jugadores a la altura del escudo".

Me dirán, ¿no hay un solo pero entre tanto bueno? Sí. La gente espera ver pronto la primera piedra de la Ciudad del Madridismo (quizás para marzo) y que el baloncesto deje de ser el patito feo (y ruinoso) del club.