Madrid se abraza al tenis

El año pasado fue una sorpresa grata, pero estaba por ver si no se trataba más que de una moda fugaz. Este año ya es una confirmación: Madrid se abraza al tenis. El Masters de Madrid se vive a lleno diario, mitad y mitad como gran acontecimiento deportivo, con un público entregado y febril, y mitad y mitad como acontecimiento social, con la gente guapa buscando invitaciones para la zona VIP, donde ver y dejarse ver mientras se admiran del sofisticado y eficaz montaje que lleva Ion Tiriac de un lado al otro del mundo. En Madrid, con Santana como embajador.

Estas cosas le vienen bien a Madrid, que vive deportivamente del monocultivo del fútbol, a su vez convertido poco a poco en el monocultivo del Real Madrid. Una especie de bello y gigantesco eucalipto, admirable por todos los conceptos, pero de efecto abrasivo para el terreno que ocupa. Cuando yo era un chaval (no hace tanto, no crean) el desarrollo deportivo era mucho mayor en Cataluña que en Madrid. Cualquier referente no futbolístico llegaba de allá: las motos en Montjuïc, la piscina Picornell, la Jean Bouin, el baloncesto, el balonmano, el hockey...

Hasta Santana, personaje madrileño, hizo su carrera en la pista milagro del Real Club de Tenis Barcelona. Pasaron los años y la distancia se agrandó. Madrid siguió con su Real Madrid (con su derivado baloncestístico cada vez más alicaído, menos mal que Estudiantes nunca desmayó) y el Atlético cerró el balonmano. Ahora, con la perspectiva de Madrid 2012, surgen iniciativas como este Masters de Tenis que nos revelan que en esta ciudad hay una inquietud, hay una clientela, deseosa de un panorama deportivo más amplio. Sólo hace falta despertarlo. Como se está haciendo ahora.