Una maratón más una partida de póker

Nos levantamos con el título del mundo de Dani Pedrosa y nos acostamos con el de Igor Astarloa. España va sobre ruedas, podría ser el próximo slogan del PP, dado que Rajoy es confeso aficionado al deporte y particularmente al de la bici. Y si lo de Pedrosa era esperado como fruta madura, lo de Astarloa fue una sorpresa feliz. Pensábamos en Freire, especialista en esta prueba, pero de repente nos vimos con un oro y una plata (la de Valverde, para los amigos Balaverde) que hicieron saltar hasta el techo a varios cientos de miles de infatigables practicantes del sillón-bol.

Me gusta esta carrera. Campeonato del Mundo de Fondo en Carretera, es su nombre clásico. Una carrera de prestigio, que viene a ser algo así como una maratón seguida de una partida de póker. Una maratón porque es una carrera larga y dura, que los más fuertes avivan, en busca de menguar las fuerzas de los otros, cara a los trances finales. Casi una carrera de eliminación, porque no son muchos los que aguantan. Pero los que llegan íntegros a las dos últimas vueltas lo hacen con sangre en el ojo. Saben que un Mundial justifica toda una carrera y piensan que ese puede ser su día.

Y entonces empieza una partida de póker entre malevos, que fingen tener más cartas de las que tienen, que escrutan al rival para adivinar lo que éste oculta. Hace falta frialdad, pero también atrevimiento. Combinación difícil. Saltar en mal momento es perder, perseguir en mal momento es perder, ignorar lo que otros piensan es perder, dudar es perder... Hay que ser muy fuerte y muy listo para ganar un Mundial. Por eso es tan importante. Por eso estamos tan contentos por Astarloa, por eso tenemos una mirada muy especial para Valverde y por eso le perdonamos a Freire haber sido sólo noveno.