Sin Raúl, pero con Zidane y Ayala

Conste que me he dado cuenta de lo injustos que hemos sido estos días. Nos hemos hartado de explicarles la aparente crispación ambiental previa al electrizante Valencia-Madrid de esta noche (con quema de banquillo incluido) y resulta que en un deporte sin patadas ni agarrones llega Manolo Saiz y se comporta como un hooligan peligroso para sonrojo de un país entero. Viendo a Saiz despotricar contra un cámara de TVE y amenazarle de muerte analizo lo cutres que somos al decir que si Ayala entra muy duro a Ronaldo o que Míchel Salgado es excesivamente expeditivo con Vicente. Un juego de niños...

Pero miren por dónde, el grave incidente de la sierra madrileña ha venido bien para que giremos la cara hacia este clásico (los Valencia-Madrid se han ganado con creces el apelativo) con una sonrisa en los labios. Los dos trenes de alta velocidad han empezado su travesía liguera a todo trapo. El Madrid convierte cada aparición en un homenaje al fútbol de los años 50 (goles, goles y más goles), mientras que el Valencia es el orden, el equilibrio y el trabajo bien hecho en defensa. Vamos, que se enfrenta el mejor ataque de esta Liga (y de las tres últimas), con 13 goles, con la mejor zaga desde que empezó el siglo (Cañizares sólo recibió uno en lo que va de curso).

Adelante, Queiroz encomienda su espíritu a Ronaldo, que llega fresco y feliz tras disfrutar de esa megafiesta de cumpleaños con la que todos soñamos a sabiendas de que abandonaremos este mundo sin haberlo probado... No quiero ni imaginar la Pasarela Cibeles que desfilará por su casa el día que Ronie cumpla 30 tacos. El caso es que hoy se multiplicará para hacer olvidar la ausencia de Raúl (¿quién presionará arriba?). Un alivio para Ayala, que ayer se reconcilió con el valencianismo ("Mi deseo era terminar mi carrera aquí") y regresa a la titularidad sin molestias musculares y con su economía reforzada Guti hará de Raúl González (en Mestalla siempre se crece) y Raúl Bravo (que es de aquí al lado, de la renovada Gandía) seguirá suplantando a Helguera.

Beckham querrá resarcirse de la noche aciaga del Trofeo Naranja y buscará otro gol picassiano para dar en la cara a los que sólo se ocupan de si ligó o no en el cumple de Ronie. El Valencia no se altera. Tiene a Pablito Aimar, un galáctico de pleno derecho, y un doble pivote (Baraja-Albelda) que es como la pared del Mulhacén. Olvídense de broncas. Que gane el fútbol. ¿Lo entiendes, Saiz?