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Vuela como una mariposa, pica como una abeja

Lo dijo de sí mismo Cassius Clay, antes de llamarse Mohammed Alí: "Vuelo como una mariposa, pico como una abeja". Y era verdad. Sus pies ligeros le permitían moverse como un bailarín, pero el aire casi afeminado de sus movimientos escondía la dinamita de sus puños. Se desplazaba como el más exquisito de los pesos ligeros, pero pegaba como el más fiero de los pesados. Así veo a este Madrid, que la baja, la tiene, la guarda, la esconde, la engaña, la burla y finalmente la revienta. La revienta con Ronaldo, que cambia la música de los violines por el estampido de los cañones.

Después de manejar algunas ecuaciones que parecían sensatas (a mí también me lo parecían) Queiroz ha optado por lo simple: dejar el equipo como estaba el año anterior, sólo que sustituyendo a los que se han ido por otros. Así que al final de la búsqueda todo queda en que en lugar de Flavio y Makelele juegan Beckham y Cambiasso. Como esas viejas telas que cuando intentamos doblarlas de nuevo denuncian los anteriores pliegues, el equipo ha pedido sin voz el retorno al modelo anterior: Figo a la derecha, la banda izquierda libre, con caídas de Zidane o Ronaldo por ahí...

Y ya no hay dudas sobre dónde poner a Beckham. Pues en el medio campo, que es donde a él le gusta. Y ese gusto coincide con el agujero que al Madrid le quedaba ahí. Y Beckham luce como un jugador grandioso, lejos de la imagen de caprichosa estrella de la modernidad con que equivocadamente se le catalogaba. Un jugador de pelo en pecho, que corre, quita y que además juega como los ángeles que tiene por delante. Junto a él Cambiasso hace bien lo suyo y los de atrás se apañan, seguros de que si encajan goles ya habrá quien lo remedie arriba. Un equipo de diez puntos.