Yo digo J. J. Santos

El camarote de Irureta

J.J.Santos
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Me imagino la sonrisa picarona de Lendoiro, esa de niño malo después de haber cometido una travesura, cuando marcó Tristán el gol que le daba la victoria a su equipo en Sevilla. Pleno, nueve de nueve. Tres partidos, tres victorias. Menos mal que se llevan a matar. Irureta, mientras, ni frío ni calor. La misma pelliza de diciembre, aunque el sábado estuvieran a cuarenta grados en Sevilla. Está acostumbrado a sudar con los desplantes de sus estrellas. Dame pan y llámame tonto, debe pensar Jabo cuando ve la clasificación. Y va para el sexto año de resignación cristiana. Ganando Liga, Copa y estando siempre en la Champions.

Pagaría un potosí por meter una cámara en el vestuario del Depor tras los partidos. Si yo fuera Irureta no podría reprimir cierto regodeo con algunos. Cuanto más cuestionan sus jugadores algunas decisiones, mejor le salen. Representa la mesura y el sentido común que le hicieron grande a Del Bosque pero con una pizca de atrevimiento que le faltaba a Vicente. Incluso diría que añade un puntito de mala leche cuando tiene que parar motines a bordo. ¡Qué foto tiene ese camarote, todos juntitos, abatidos por el cansancio, mirándose a la carita con recelo pero con otros tres puntos en la buchaca! Así es el líder.

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