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Me pongo en la cabeza una cinta de kamikaze y asumo una postura tan poco mediática como romanticona. Por supuesto que creo que con un central experimentado saldría ganando el proyecto. Pero, aceptando que doy un salto sin red, les confieso que estoy en esa fase de mi vida en la que me excita especialmente ver triunfar a Rubén (un Tarzán en rubio), a Bravo (un comodín capaz de hacer hasta de Makelele si es preciso) o a Pavón (el número uno en la Universidad de Oxford), en vez de a Ayala (un tipo malencarado que jamás amó al Real Madrid). Todos son jóvenes y sobradamente preparados (JASP). Acepto que un Chivu de turno, este sí que es bueno, o un Butt (Valdano, no me agradezcas la pista) serían perfectos para tapar los huecos dejados en las butacas del central y el pivote o como demonios se llame.

Pero sólo sé que si Illgner no se lesiona y Bizarri no hubiera cantado como Leonardo Dantés, jamás hubiéramos sabido que Casillas es el mejor portero del mundo o que O Rei Raúl, gracias al ímpetu innovador de mi criticado Valdano, era el alumno aventajado de Butragueño aunque nadie lo sospechase. Es mejor aceptar que el Madrid tiene un cuerpo de élite imberbe, que me recuerda a la mejor generación de estudiantes de Harvard. Torres, en este nido hubieses sido el mejor en un par de años, pero te están engañando tus aduladores. Te veo nacionalizado norirlandés y llamándote McTowers y siendo el mejor de un equipo que no mete ni miedo en 12 partidos. Si sabes entender mi mensaje, terminarás siendo un crack. El blanco de Guimaraes te sienta perfecto. No hagas caso a los que te están ensalzando para luego enterrarte. Creo en ti.