Queiroz, ya te he pillado en una...

Carlos Queiroz descubrió sus cartas demasiado pronto. A las 72 horas de la conquista del título de Liga, compareció ante el mundo para mostrarnos su famoso librillo, que encabezaba con tres enunciados propagandísticos que a mí me sedujeron de inmediato: "El fútbol es arte, rigor e imaginación". Perfecto. Después aseveró que Figo y Beckham jugarían juntos (también lo está cumpliendo, aunque no dijo que al inglés lo iba a tener como primera opción de cambio) y anunció orgulloso que posiblemente volverían las concentraciones antes de los partidos del Bernabéu, aunque matizó: "Yo soy entrenador, no un policía". Me consta que uno de los argumentos utilizados para cepillarse a Del Bosque era el de que algunos cracks viviesen la tentadora noche de Madrid antes de los grandes duelos.

Miren por dónde, resulta que el Galaxy Team se juega mañana su primer título de la temporada. La Supercopa de España. Ganarla ante su bestia negra del siglo XXI, el Mallorca, es la mejor manera de empezar el curso. Pues resulta que Queiroz, en una clara concesión a la plantilla, ha decidido no concentrarlos y reunirlos a todos mañana tras la sesión matinal. ¿Saben qué les digo? Yo no creo que sea preciso llevar una vida monacal para jugar bien al fútbol. Por eso no entiendo ese fariseísmo nada más aterrizar para luego hacer lo que todos. De hecho, el Madrid goleó al Atleti (0-4) en el derby que fue clave para cantar el alirón y nadie se metió en un hotel en la noche previa (salvo que fuera para otros menesteres...). Ronaldo era feliz con Del Bosque y nadie lo mataba en los entrenamientos. Metía goles y era un hombre libre. Medítelo, Carlos. Please.