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Primera | Barcelona

El ocho del futuro

Volante o extremo, es el joven con más futuro de Portugal . Descarado, rápido, desborde por la banda y gol, lo tiene todo para ser la revelación de la próxima temporada. Se le compara con Figo y veremos si lo soporta, pero condiciones tiene de sobra. Desechó al fútbol italiano y al Manchester para fichar por el Barcelona. Un acierto para los seguidores azulgrana.

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<b>YA MARCÓ PARA EL BARÇA</b>. Quaresma marcó su primer gol como azulgrana en el amistoso contra el Milán. Es la estrella del fútbol portugués.

Como la comparación con Figo es inevitable y además en este caso hay bastantes similitudes, ahí va. Si llegará algún día al nivel de Figo está por ver, pero sus condiciones son inmensas, tan buenas como las del madridista. Potencia, regate, desborde por la banda y además gol. Unas cifras a tener en cuenta para un volante, con ocho goles en menos de dos temporadas con 17 y 18 años en el Sporting de Lisboa. Quaresma es la referencia del fútbol portugués para el futuro, un talento inmenso al que sólo él mismo puede detener en el Barcelona.

Atrevido, rápido, inteligente y capaz de jugar en cualquiera de las dos bandas. Mejor en la derecha, y pegado a la línea. Ahí no hay nadie mejor que él en Portugal, y tampoco entre los jóvenes talentos emergentes del fútbol europeo. Puede ser un magnífico extremo y jugar en diagonal buscando alguna pared para llegar al área. Su gol al Milán lo demuestra. Mientras no deja de asombrar a todos, es muy importante analizar la trayectoria del jugador referencia en la última generación portuguesa.

Nacido el 29 de septiembre de 1983 en Lisboa, Ricardo Quaresma ya empezó a conocer la tradición futbolística familiar con un tío, antiguo jugador de Os Belenenses. Sufrió pronto la separación de sus padres, en un detalle que quizá empezó a forjarle como futbolista de personalidad. No tardó en decantarse por el fútbol a pesar de su pasión por el hockey sobre patines.

Nacimiento, su mentor. Con sólo ocho años conoció a César Nacimiento, uno de los personajes de su carrera. Nacimiento no le pudo enseñar todo, pero sí le ayudó a perfeccionar poco a poco sus virtudes. Entrenador emblema de las famosas escolinhas portuguesas, haber trabajado ya con Simao Sabrosa le sirvió para perfeccionar la joya. Pasó rápido por las distintas categorías inferiores del Sporting, una temporada en el equipo B y un inmediato ascenso al primer equipo con el rumano Boloni como técnico. Asombrado por el descaro y la técnica de un jugador superior al resto, Boloni le probó en la pretemporada y no tardó en decidirse. En noviembre de 2001 le hizo al Salgueiros un gol magnífico, en una jugada individual que le definió entonces. Un mes más tarde y ya con la etiqueta de relevación a cuestas, hizo uno de los partidos de su vida ante el Varzim. En una de sus primeras tardes como titular marcó un gol y dio los otros tres (uno a Joao Pinto y dos a Mario Jardel) en una victoria por 4-0. Y en febrero siguiente hizo un gol maradoniano al Union Leiria, con una jugada individual desde el centro del campo y desparramando varios defensores en el camino.

Sin Mundial. Entre la locura en Portugal y ante la proximidad del Mundial las comparaciones con Figo fueron inevitables. En ese momento ya se le conocía más como "el Harry Potter del José Alvalade", y de ahí la decepción cuando Antonio Oliveira decidió no convocarle para el Mundial. El rotundo fracaso portugués aumentó más el clamor popular, aunque aún se reservaba a Quaresma para las selecciones juveniles. Estrella año tras año de la Sub-17, Sub-18, Sub-19 y Sub-21 y campeón de Europa Sub-16 en el 2000, su salto definitivo llegó de la mano de Luis Felipe Scolari para un amistoso ante Bolivia. Días después de hacer diabluras ante Macedonia con la Sub-21 junto al otro gran talento, Cristiano Ronaldo, debutó ante Bolivia. En Lisboa y junto a otros jóvenes como Tiago y Helder Postiga, Quaresma demostró que tiene un sitio en la selección para la próxima Eurocopa. Dejó con la miel en los labios a todo el fútbol italiano y al Manchester para llegar al Barça, y en la gira por Estados Unidos ya mostró su nivel. Se ofreció siempre, desbordó por la banda, le hizo un gol al Milán, se entendió con Ronaldinho y además se atrevió con una rabona. Sólo tiene que mejorar su tendencia al individualismo, pero estamos ante uno de los grandes personajes de la próxima Liga.