Un Piterman con 5.000 millones de €

Hasta hace tres meses, el único Abramovich de cierto nombre en el fútbol era Luis Ernesto Abramovich, aquel jugador de Boca en los años 80. Hasta que apareció este joven multimillonario ruso, que irrumpió con estrépito al hacerse con la mayoría del Chelsea y está dispuesto a convertirse en el estandarte del talonario.

De Roman Abramovich jamás se sabrá todo. Tiene 38 años y le llaman El Zorro. Rey del petróleo, magnate del aluminio, fabricó en muy poco tiempo la segunda fortuna más importante de Rusia y ahora el fútbol le proporciona la fama que ni su fortuna podía comprar. Gobernador de la provincia de Chukotsky, en el extremo nordeste de Rusia, empezó a forjarse en el Instituto Goubkine de gas y petróleo de Moscú. No se sabe bien cómo amasó en tan poco tiempo una fortuna que supera los 5.000 millones de e, pero sí que se mantiene en la mira de la policía suiza tras jugar un importante papel en el préstamo de más de 4.000 millones de e concedido por el Fondo Monetario Internacional a Rusia en 1998.

Se sabe seguro que el Chelsea le costó 200 millones de euros y que empezó a construir su imperio cuando desvió una importante carga de petróleo para una firma moscovita desde Rusia a Letonia. Le costó una corta estancia en la cárcel, pero le sirvió para darse a conocer. Al salir se alió con Boris Berezovski, importante hombre de negocios junto al que controló la compañía petrolífera Sibneft. Hoy, además, ya gestiona la mitad de la empresa Ruossal, por lo que se ha convertido en el hombre más poderoso de la producción de aluminio en Rusia. Antes de llegar al Chelsea intentó hacerse con el CSKA de Moscú gracias a sus acciones de la compañía aérea Aeroflot, pero su 26% no fue suficiente. En el Chelsea las cosas han sido distintas. Salvó al club de la quiebra y tocó a futbolistas de gran nivel como Nesta, Vieira, Henry o Verón. Todos dieron calabazas y de momento sólo han llegado futbolistas de segundo orden como Duff, Geremi o Wayne Bridge. Ahora sueña con Vieri y Raúl, y no parece que las cantidades astronómicas le asusten. Así es Abramovich, a quien se bautizó como "el genio financiero de la era del capitalismo de los bandidos".