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Mercadotecnia, sí, pero sobre todo fútbol

Llegó el día. Beckham debuta en el Madrid y no se puede ignorar que el marco y las condiciones son especiales. Debuta en Pekín, en medio de tal oleada de expectación creada en torno al Madrid que empiezan a suscitarse incidentes por los excesos de la policía en su celo por proteger a los jugadores. Para algunos hay algo de obsceno en todo esto. Oigo en tertulias y leo en columnas cierto desdén por esta gira, tachada de acto promocional mondo y lirondo, sin otro afán que el recaudatorio. Con desprecio a los clásicos criterios deportivos de planificación de la pretemporada.

Por eso no está mal recordar que estas giras recaudatorias son clásicas en el fútbol, que son tan viejas como el mismo fútbol, y que Bernabéu las cultivó intensamente en la época de oro del Madrid. No en China, ciertamente, pero sí en territorios tan exóticos entonces para el fútbol como el África negra (Ghana y Suráfrica), Egipto o los Estados Unidos. Y por supuesto, también por Europa y Suramérica. En busca de lo mismo que se busca hoy: dinero y prestigio para hacer más dinero. Él también tenía sus galácticos y tenía que pagarlos, aunque entonces no se vendieran camisetas.

Claro, que para que el prestigio aumente hay que ganar los partidos. Por eso conviene que los jugadores se tomen el partido a pecho y dejen una imagen que desmienta esa cliché de vedettes en excursión recaudatoria. En estas giras, Bernabéu pagaba así a sus jugadores: nada por perder o empatar y en caso de victoria tantas pesetas por cada dólar cobrado por el club como goles de diferencia conseguidos. Estimulaba así las goleadas. Porque ganar este tipo de partidos y ganarlos bien, es importante. Es en el campo, y no en los manidos recursos de la mercadotecnia, donde se ganan el prestigio.