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Milito: a la espera sin mucha esperanza

La medicina no es una ciencia exacta: hace un año, el doctor Del Corral dio el visto bueno a Mumbrú para el equipo de baloncesto, sin advertir que tenía una mano rota. Las normas del Madrid no son inmutables: hace igualmente un año, Ronaldo fue fichado primero y pasó después un reconocimiento médico en el que es de suponer que si hubiera sido necesario hacer la vista gorda con algo no demasiado grave se habría hecho. Pero ahora Milito rebota en el reconocimiento médico. ¿Más celo, más severidad, menos negligencia, el fantasma del fallecimiento de Foe? Cualquiera sabe.

Y se hizo mal. Porque primero fue el corazón, luego la rodilla, luego otra vez el corazón y finalmente ambas cosas. Al Madrid se le escapó la primera noticia, la gorda, quiso sujetarla con la segunda para no hacer más daño del preciso al jugador y finalmente todo lo que consiguió fue transmitir la idea de que sufre no una, sino dos taras serias para su vida deportiva. Un caso claro de falta de discreción en la crisis. Consecuencia: si ahora se dice sí puede ser visto por la afición con recelo y en esas condiciones va a ser difícil rematar un fichaje que encima no entusiasmaba a Florentino.

En todo caso, este jugador era titular de Independiente y de la Selección Argentina, que capitaneó hace sólo dos días. Tuvo una lesión de rodilla, sí, pero ha jugado ya cincuenta partidos desde aquello, sin problemas. El médico de Independiente viaja a España para contrastar sus datos con los del Madrid. Pero, ¿arreglará eso la situación? Se avecina una disputa de médicos con un testigo atormentado al fondo, Milito, ese hombre joven al que ayer le quitaron de la mano el mejor billete de lotería con que podía soñar y se lo cambiaron por un lúgubre diagnóstico sobre su salud.