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Se cumplió la petición de Bahamontes

Lo reclamaba Bahamontes en la etapa de la víspera, en una entrevista con Alix y Cabestany en Eurosport que fue un grito dolorido, una denuncia permanente: "Los españoles han perdido el protagonismo en la montaña; cada pedalada que no se ataca a Armstrong, se le acerca al triunfo final". Ayer, camino del Alpe d’Huez, le hicieron caso: ataques, protagonismo español, un Armstrong acosado y una jornada feliz. Al final se coronó Iban Mayo, en el mayor triunfo del Euskaltel hasta la fecha, y Armstrong queda en la general acosado por una tropilla de escaladores españoles.

Mereció la pena, ¿verdad que sí? Aunque Armstrong no se derrumbara. Pero fue distinto del año pasado, cuando los suyos arrancaron con un ritmo infernal que dejó a todo el mundo fuera de combate. Esta vez intentaron lo mismo, pero no se les consintió. Beloki lanzó su ataque anunciado y hasta se marchó. Cuando Armstrong hizo la goma y le alcanzó, el que se marchó fue Mayo y hasta luego. Después, más ataques: de Hamilton, de Vinokourov, de Beloki una y otra vez. A Beloki, Armstrong le distinguió con una incómoda preferencia: fue al único al que ni dejó irse ni a sol ni a sombra.

Se meneó el roble, pero el roble es fuerte. Bien mirado, Armstrong ganó más que nadie, a excepción de Mayo. Distanció a Ullrich, remató a otros remotos aspirantes y rapiñó a Beloki ocho segundos en la llegada. Sale del Alpe d’Huez con el maillot amarillo y apenas se ve terreno, con todo el Tour que queda, para quitarle de ahí. Pero anoche, Beloki, Bahamontes y tantos y tantos aficionados pudimos acostarnos felices: se hizo lo que se tenía que hacer. Y no digamos Iban Mayo, que se mete en un club exclusivo, un club que inauguró nada menos que Coppi, allá por 1952...