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A toda regla le cabe su excepción

Titulamos en portada: Pavones, Zidanes y... Milito. El Madrid ha fichado un central que ni es canterano ni es galáctico. Ni va a estimular los muchachos de la cantera a trabajar firme ante la visión de unos huecos en la primera plantilla ni va a añadirle al club mayor fama ni gloria ni mejores perspectivas de ingresos en la venta de camisetas ni otros productos. Es un fichaje corriente que tiene algo de extraordinario: justamente que es el primer fichaje no extraordinario de la época de Florentino. Hasta ahora sólo había fichado a galácticos: Figo, Zidane, Ronaldo y Beckham.

Pero a toda regla le cabe su excepción. Este fichaje menor viene a cubrir una ansiedad de la afición, que venía reclamando un central desde hace varias temporadas. Viene a cubrir un hueco en la plantilla que en realidad ya existía, aunque hubiera un complot en el club para simular que Hierro aún era jugador en edad de merecer. Y viene a ponerle las cosas más fáciles al nuevo, Queiroz, que no tiene poco toro delante: a Del Bosque se le ha echado porque se supone que con semejante equipo había que ganar la Liga con muchas jornadas de adelanto y la Champions también.

Así que ahí lo tiene Queiroz: todos los galácticos que había, más Beckham, que no lo había, menos Hierro, que sobraba, más un central, Milito, del que Gatti dice que es un petardo pero que Valdano (y supongo que Queiroz) considera muy valioso. Así que Queiroz tiene buenas cartas, visiblemente mejores todavía que las que tuvo Del Bosque. Pero eso es una ventaja según cómo se vea. Los buenos toros descubren a los malos toreros, se sentencia en el mundillo de Cúchares. Y Queiroz tiene toro para lucirse de verdad. Un toro con un cortijo en cada pitón. Que lo aproveche.