Uli pasa del llanto a la risa
Dice Hoeness que se parte de risa con el fichaje de Beckham. Además de ser saludable echar unas risitas, así compensa las lágrimas que derramó él y todo el Bayern cuando el inglés metió dos roscas marca de la casa desde el banderín de córner en la final que el Manchester les birló en tiempo de añadido en el Camp Nou. Me da que van por ahí los tiros. Estos tipos son tan tozudos para las remontadas en el campo como para guardar rencores y resentimientos que se prolongan en el tiempo de manera indefinida y que terminan aflorando cuando la ocasión es propicia. Su insólita injerencia también demuestra que el llamado G-14 no sirve para nada, ni tan siquiera para que sus socios se respeten.
Cuando Hoeness habla de que el Real Madrid es un circo, se le olvida recordar que a ellos les crecen enanos desde que ganaran míseramente la última Champions al Valencia en la tanda de penaltis. Una cosa sí queda clara: Hoeness entiende de belleza masculina. Asegura que el inglés no es bueno pero sí que es muy guapo, un auténtico fenómeno mediático. Esto me recuerda lo ocurrido en la final de la Copa de Europa del 74. Jugaba su equipo, el Bayern, contra el Atlético. Luis Aragonés, consciente de la importancia que tenía en el rival la figura del mítico Beckenbauer, le empezó a tirar besitos mimosos cuando el capitán bávaro se le acercaba, al tiempo que le llamaba guapo.
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Luis no entendía de belleza masculina, sólo quería descentrar al enemigo, fijar su atención en otra cosa que no fuera el partido. Pues un poco es lo que ocurre en este asunto de la rajada del ahora mánager comercial muniqués, aunque Uli no le llega a la suela de los zapatos al mencionado Aragonés a la hora de hacer la gracia.
Como el calendario es caprichoso, no descarten un enfrentamiento Bayern Múnich-Real Madrid en breve. Si yo fuera el Madrid, le regalaría a Hoeness una camiseta con el 23 dedicado por David Beckham, el flamante fichaje blanco. Seguro que le hace ilusión y vuelve a sonreír. Como ahora.
