NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Como la marcha de Del Bosque del banquillo del Bernabéu no posee carácter retroactivo, conviene mirar hacia adelante y ser práctico. El Madrid es una máquina de ilusiones y pasiones tan grande que no puede permitirse el lujo de detenerse por un cambio de técnico. Por eso, me permito hacer una reflexión que me ha enseñado la vida y más el fútbol. Juzgar con una base prejuiciosa es muy peligroso, porque a menudo acabas siendo injusto. Por eso creo sinceramente que ha llegado el momento de escuchar a Carlos Queiroz, un tipo con método. Vamos, que si le dejamos trabajar con red acabará siendo un entrenador metódico...

Recuerdo ahora como hace un año en San Sebastián muchos se preguntaban "¿quién demonios es este Denoueix?". Algunos hasta barruntaron que el francés sería el técnico que definitivamente les llevaría a Segunda después de llevar varios años coqueteando con el descenso. Pues no. Al final, Denoueix demostró ser un galáctico de los banquillos que ha estado a punto de arrebatarle la corona a la calesa de oro en la que viajan Ronaldo, Zidane y compañía. Queiroz está con la ilusión de un enamorado adolescente porque sabe que el Madrid es el mayor reto que ha tenido y tendrá en el resto de su existencia. Está volcado en el proyecto y el madridismo no gana nada mirando para atrás. Admiro a Vicente, pero el Madrid no debe parar...