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Florentino toma la palabra y dice poco

Ayer compareció Florentino ante la prensa, para dar explicaciones sobre la sobremesa de cuchillos largos. La conferencia de prensa de la noche anterior, con las manifiestas discordancias entre Valdano (que anda groggy, flotando por el ring y tratando de agarrarse a las cuerdas) y Enrique Sánchez fue patética, y el presidente se vio obligado a enmendar aquel desatino. Lo arregló a medias. Tuvo una comparecencia formal, algo aséptica, aburrida y que no aportó mayores precisiones. Pero al menos mejoró sensiblemente la caótica conferencia a prensa a dúo de la víspera.

Le faltó atrevimiento, o sinceridad, en lo esencial. Podría haber dicho claramente que entiende que Del Bosque es muy permisivo con la plantilla y que ésta está demasiado relajada. Podría haber dicho que la actitud de Hierro en la noche del domingo fue tan detestable que le sitúa por derecho propio fuera del club. Podría haber diferenciado entre las dos salidas, la de un hombre bueno y la de un jugador difícil y extraviado, y no lo hizo. Podría haber anunciado el nuevo entrenador y no lo hizo. Podría habernos anunciado que por fin va a tratar de fichar un central y no lo hizo.

Lo sensible de este caso es que la salida de Del Bosque, que es discutible, pero justificable, se haya visto envuelta por los sucesos tan agrios que impulsó Hierro. Lo peor no es que Del Bosque deje el Madrid, sino en qué compañía lo deja. Lo peor es que se haya prolongado tanto la patente de corso de este jugador resabiado. Lo peor es saber que si hace meses se hubiera anunciado que esta era la última temporada de Hierro, éste no se hubiera sentido fuerte para montar el domingo la que montó. Y entonces el final de Del Bosque hubiera sido mucho más sano. O no hubiera sido.