Se empieza por el jamón y...

Estos dos partidos venían de nalgas. Primero fue la concentración en Montecastillo, con el jamón, los finos caldos de Osborne y el psicoesteta del cabello reincorporado al grupo alegre y confiado. Y el campucho donde se torció el tobillo Guti. Luego fue el virus que agarró la garganta de Xabi Alonso. De ahí pasamos a la derrota con Grecia, que, la verdad, tampoco vi tan grave. Un mal día lo tiene cualquiera, pensé. Somos más equipo y saldremos adelante. Pero resulta que ahora tampoco podemos con Irlanda del Norte, Grecia sí le gana a Ucrania y somos segundos.

Y segundos con vocación de acabar así, porque a Grecia le quedan Armenia fuera e Irlanda del Norte en casa. ¿Y si somos segundos qué pasa? Pues que tendremos que jugarnos la clasificación, cara a cara, a ida y vuelta, contra otro segundo de grupo, que lo mismo es Italia o Inglaterra, si no tenemos suerte. O sea, que nos esperan emociones. Y es que si entre el buen jamón o el buen campo de entrenamiento se elige lo primero, se acaba como estamos. Este equipo tiene una directiva cuyo estilo va impregnando su conducta. Si Sáez no lo evita. Y no lo está evitando.

Porque al mismo Sáez se le ve dubitativo y prueba de ello es el torpe manejo que está haciendo del dilema Valerón-Raúl. Un día sacrifica un medio, otro día un delantero. Empieza un partido así y lo acaba asao. El equipo no está hecho y avanzan los meses y sigue sin hacerse. Muchos cambios de un partido a otro, sólo porque en La Romareda no entró el gol. Falta de seguridad en un hombre que ha empleado parte de su energía en defender el jamón, las aguas y las barricas y que se va perdiendo en el sistema muelle e inconsistente de una Federación abandonada a la molicie.