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Nuestro fútbol es rico en excusas

La versión oficial es que estamos en junio, y que por consiguiente estamos cansados. Me llama la atención la facilidad de nuestro fútbol para sacar del cajón excusas a cada desgracia. Están a mano, muy usadas, con un aire ya familiar. Forman parte de nuestra vida, de nuestro fútbol, de nuestros defectos. Estamos en junio y por lo tanto estamos mal. Estamos cansados, porque son muchos partidos los que han jugado nuestros internacionales. Estamos en junio siempre que es fase final de Eurocopa o de Copa del Mundo, así que estamos aviados de por vida. Y justificados también.

Es una excusa mala, además de muy manida. Estamos en junio, como lo están todos los demás, igual que cuando llueve o hace frío llueve y hace frío para todos. Estamos en junio, pero Morientes ha jugado bien poco, Raúl Bravo también, Valerón ha tenido dos largas lesiones, Raúl paró un mes hace poco, Marchena ha rotado... Estamos en junio y uno de los que más han jugado, Míchel Salgado, está que se sale. Y Puyol y Helguera también han jugado mucho y están fuertes. Perdimos porque un equipo inferior se encerró bien, con entusiasmo y sacrificio y porque faltó suerte en el remate.

Pero no porque estemos en junio. Eso puede valer para justificar el gañote de las aguas y el pata negra en Jerez. Pero una cosa es buscar excusas para vivir bien y otra construir una teoría práctica sobre ellas. Porque ahora vamos a Belfast, más metidos en junio, con un partido más. Lo que menos conviene es convencer a los futbolistas de que están cansadísimos y de que todo es cuesta arriba. Lo que hay que decirles es que dominaron el partido, encerraron a Grecia y sólo les faltó pegada. Y que esa pegada de equipo superior la tienen que sacar a relucir en Belfast. Sea junio o cuando sea.