Con la muerte en los talones

Por ver el lado bueno: como la clasificación para la Eurocopa se ha complicado, quizá a partir de ahora la Selección se convierta en un foco de interés más. Nos creíamos clasificados desde la victoria en Grecia, en el primer partido del grupo. Aquella victoria se volatilizó anoche. Y en Ucrania no pasamos del empate. O sea: el partido que nos espera en Belfast sí servirá para algo, no sólo para estorbar en la Liga. Tenemos diez puntos y Grecia y Ucrania, nueve. Así que nos vemos como Cary Grant en aquella célebre película de Hitchcock: "Con la muerte en los talones"

Por seguir viendo el lado bueno: España arrancó muy bien, con un juego de ataque desbordante, volcada sobre el área griega, entusiasmando a La Romareda, que se llenó de un público dispuesto a desquitarse de su chasco previo. Pero el gol se retrasaba. Y luego se fue esfumando el juego. El primer mal síntoma lo ofreció Vicente, atascado ante Seitardis. Y luego poco a poco el juego español fue siendo menos. Y así ya hasta el final: como un continuo tobogán, de pendiente muy suave pero implacable. España fue jugando un poquito menos cada minuto que el anterior.

Y encima ellos sí cazaron el gol. En su único tiro serio a puerta. Y luego, otra vez atrás, a agruparse, a esperar con su defensa ordenada y numerosa, a aguantar a esa España que cambió los extremos, pero no mejoró. Buen juego, sí, pero falto de algo así como raza, pegada, solidez en las cargas, heroísmo... Un fútbol bien hecho, pero con un aire como de colegio de pago, sin la maldad o la astucia suficientes para vencer una muralla tan sólida como la griega. Y así, hasta el final. Y lo dicho: ahora el partido del miércoles en Belfast ya resulta más interesante.