El jamón, muy bueno; el campo, no tanto

Luego me dicen que la tengo tomada con la Federación, pero es que no es para menos. Hete aquí que el sábado hay partido en Zaragoza, pero resulta que la Selección no ha escogido un sitio de concentración allí, sino a casi mil kilómetros en Jerez. En lugar de estar en Zaragoza o alrededores, creando ambiente, encontrándose con niños de allí, protagonizando las páginas deportivas de los periódicos, las espacios de las radios y las desconexiones regionales de las televisiones, están lejos, muy lejos. En el magnífico complejo de Montecastillo, en Jerez.

No se les puede criticar el gusto, no. El jamón es excelente, me dicen. Y no me lo tienen que jurar. Basta con ver las caras de felicidad de todos junto a esos platos repletos de pata negra, ese delicioso alimento sin igual. También se les ve felices en las bodegas de Osborne, entre las barricas, las venencias, los expertos y los aromas de ese líquido glorioso que allí envejece. Otra cosa es el campo de entrenamiento. Eso no estaba tan cuidado. Un agujero emboscado hizo diente en el tobillo de Guti. Total, Guti a casa. La ilusión por ver la media Xabi Alonso-Guti se desvanece.

Pero, ¿qué les importa? Que traigan otro futbolista, que hay más. Y otro platito de jamón. Y otra copita de vino. Y a vivir, que son dos días. Así va esta Federación, de gañotazo en gañotazo, sin hacer nada en serio, con una falta de profesionalidad que ofende. Me defrauda particularmente Iñaki Sáez, a quien veía personaje con otras miras. Hubiera esperado de él otra sensatez. Pero allí hay un ambiente que lo arrolla todo. ¡Si hasta ha vuelto el psicoesteta del cabello, el célebre Ramiro! Y encima pretenden que el Zaragoza cambie de día su partido del ascenso. Me da asco.